Los hermanos Bruno y Franco Moretti, nacidos en Cipolletti, Río Negro, se dedican al gin
¿Quién hubiera imaginado que un medicamento creado en los Países Bajos en el siglo XVI se convertiría en una moda vanguardista entre los bares del mundo? Franciscus Sylvius de la Boe, conocido como Franz de le Boë, buscaba un estabilizador de la salud, un producto generalista tal como se pensaba por entonces. Como un anillo de Sauron pero con versión medicina: un remedio para curarlos a todos. Fanático de la química, elaboró un aguardiente destilado con bayas de enebro al que llamó como tal en su idioma: genever. Durante la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648) los soldados holandeses debían beberlo como una manera de fortalecer su valentía. Para el siglo XVII, el preparado llegó a Inglaterra, y se transformó en gin.
De este lado del océano, cientos de años después, la seducción de la bebida se convirtió en tendencia, con un legado que tiene apellido: los Moretti. Nacidos en Cipolletti, Río Negro, tres de cuatro hermanos se dedican al gin. Bruno y Franco se criaron en una familia numerosa completada por Natalia y Marianella, y unos papás que -entre otros trabajos- compartieron un vivero que duró muchos años y se convirtió en el más importante en el Alto Valle, en la Patagonia. Seguramente la vida natural que experimentaron desde pequeños y ese vínculo con la flora local, los acercó a las hierbas con una cotidianeidad y sabiduría poco común.
La infancia transcurrió entre bicis, mecano, juegos con amigos y el agua de las acequias para mojarse y construir obras con barro. La juventud siguió en Buenos Aires a la hora de la formación universitaria y los primeros proyectos laborales. Mientras Bruno se estableció en el mundo tecnológico, Franco se doctoró en biología molecular.
A pesar de estar encaminados en sus profesiones, siempre conservaron la idea de recrear las complicidades de la infancia. Para 2015 empezaron a pelotear ideas. El gin empezó a dar vueltas. Todos los conocimientos duros necesarios para los primeros pasos y el método de registro lo desarrolló Bruno desde su mentalidad de ingeniero, con precisiones calculadas y cada procedimiento parametrizado.
“Después pusimos en juego algo más sutil, que no se estudia: la cuestión organoléptica -relata Franco-. Y ahí fue cuestión de tener buen olfato y gusto”. De todos modos el aporte de sus profesiones fue fundamental, “desde la forma en que uno piensa las cosas de manera científica -aporta Bruno-, hasta la manera en que uno las ejecuta después. Cómo mejorar los procedimientos, cómo comunicarse, analizar los rendimientos y optimizar el área comercial fueron herramientas que tomamos de nuestras profesiones personales”.
En 2016 lanzaron su primera botella: Buenos Aires GIN, que captó al público local y también ganó premios internacionales. En no mucho tiempo fundaron su fábrica en el barrio de Chacarita. El crecimiento fue gradual. Comenzaron con unas 17 botellas semanales, pero luego de la pandemia, ni bien los bares abrieron sus veredas, el boom estalló. Destilería Moretti hoy tiene tres versiones de gin con las que compiten en el mercado local y externo: London Dry, Buenos Aires Gin y Caporale.
Transformar un clásico
En 2018, inquietos, comenzaron a pensar en la idea de un gin tonic en barril. Tirado. Una noche con amigos, un asado de por medio y lanzaron la idea casi como un juego. Pero al otro día ya estaban poniendo a punto un método para estandarizar la producción.
Su idea de gin tirado fue un invento que ya tiene más de cinco años y se convirtió en tendencia en epicentros gastronómicos de la Argentina y España. “Cuando lo desarrollamos no existían antecedentes en otros lugares del mundo. Nadie lo había hecho. Mezclar gin con tónica en un barril no debería ser algo que sorprenda, pero la diferencia no estuvo ahí si no en estandarizar una manera de elaboración y comercialización a gran escala, y la imposición de una manera de tener un trago que cumple con todo lo que debe tener uno destacado: buen gin, buena tónica, proporciones justas y una gasificación ideal, sin riesgo de falla”, afirma Bruno.
Ganaron el Brand Innovator of the Year “por haber demostrado con resultados palpables y evidencia real, que el gin tonic tirado es una innovación”
Para él, la vuelta de rosca hacia la versión tirada aporta “un modo muy fotogénico de servirlo, en algunos aspectos sale mucho mejor que preparado con botella. Por un lado, la proporción de gin y tónica es la ideal, es el balance que te haría el mejor bartender del mundo en una copa, la posibilidad de sumar dos productos super premium que llegan en una un formato más accesible, el nivel de gasificación que se que se obtiene es impecable, como sale frío, el hielo se conserva de principio a fin del trago y hay una clave ecológica: por cada barril se ahorran doscientas latas de tónica y dieciséis botellas de gin”.
Además, venden en las vinotecas y tiendas especializadas el agua tónica 4.5 Bar que también producen y las latas ready to drink con el mismo gin tonic ya preparado en versiones para tener en la heladera de casa. Los Moretti, en los últimos años, recibieron varios premios internacionales: la medalla de bronce en la categoría “Contemporary Style” de la competición inglesa Wine and Spirits y el “Best Contemporary Gin 2020″, el más alto galardón del concurso World Gin Awards en su categoría.
En 2023 fueron reconocidos en los World Gin Awards 2023. Ganaron el Brand Innovator of the Year “por haber demostrado con resultados palpables y evidencia real, que el gin tonic tirado es una innovación y que su resultado es un producto con alto valor agregado y demostrada altura inventiva”, según indicaron los organizadores. También obtuvieron el Campaign Innovator of the Year, que destaca la creatividad e innovación a la hora de comunicar y promocionar su producto a nivel global.
El año pasado llegaron a España con las botellas de Buenos Aires GIN, latas de agua tónica 4.5 BAR y con los barriles gin and tonic para tiendas. Allí no había antecedentes. Hoy ya están en 40 bares de distintas ciudades. Esta temporada abrieron su propio bar exclusivo de gin en la zona lindera al Barrio Chino, en el Paseo Vía Viva. Si bien hay bares dedicados al gin, sí se trata de la primera destilería que abre el propio. “Es un gin bar con coctelería basada en este destilado, con protagonismo del gin and tonic y el tirado, también con tragos clásicos reversionados. Una propuesta amplia de bebidas amplias, pero con la mirada puesta en los fanáticos del gin”, explica Franco.
A la hora de maridar, Franco invita a intentarlo con dos extremos: “con el sushi, con el que comparten su suavidad, y con platos, más fuertes como brusquetas especiadas o un choripán con chimichurri. El gin tonic viene a liberar el paladar para el siguiente bocado”, asegura.
Por Flavia Tomaello
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